…sombras, ¡oh! Las sombras.
Esta noche, al sentimiento, ¡ay, muriese el habla!
Y Artemisa, en el vacío, ¡nada! No dice nada, ¡desposeída!
Su aliento es un sepulcro, su labia desangrada,
¿es mi Venus deshonrada?
¡Ay! Cupido, adormecido, olvidare amar al ser fatal.
Digamos que, la ojera de los párpados, preludios precedieron;
pero, el divagar, locura presta nos embargue, ¡divaguemos entonces!
¿Adónde fueron los espíritus de Clayderman, al teclado de oro?
¡Ya no hay grillos en las fabulas de Esopo,
ni libélulas en las alas de los astros!
No hay cenizas en el corazón de Baudelaire,
ni en el globo de su cráneo, ¡el poeta está maldito!
¡Ah! Ya no hay los duendes de un Parnaso angelical,
las musas de Apolo ya no atrapan con sus liras,
¡cómo el alma, con lágrimas de Dante, dolores nos recuerde;
infiernos arrastrare, el poseso, por la Portinari de sus sueños!