LLegaste a mi pueblo
para estar conmigo,
a darme tu gran amor,
No se que pasó
que te negaste a entregármelo,
yo ansioso y loco por tenerte,
y tú necia, con engaños.
¿Cuántas promesas vanas me hiciste?
Llegó mi enojo:
quiero que tomes mi alcoba
y muy de mañana verte ir,
sin ti, me sentiré muy feliz.