Dama serena y altiva,
que le miro pasar cada mañana,
la contemplo detrás de mi ventana
mirándola alejarse.
¿De donde viene? ¿Cuál es su destino?
Miro su rostro fino,
cual la faz de quien trata de escaparse,
camina sin pararse.
Dama serena y altiva:
¿Que dolor en el alma la cautiva?
Dama serena y altiva:
La tristeza en su rostro se refleja,
aunque no oiga de usted ninguna queja
yo deseo ayudarla.
Siento pena mirar como suspiran
sus ojos, si me miran,
y quisiera correr y consolarla,
y poder abrazarla,
y borrar su mirada pensativa:
¡Dama serena y altiva!
Autor: Aníbal Rodríguez.