Agonizar en el hombre terrenal
camino barroso fulgor niebla
desandarme en pocos elementos
laderas minerales devastadas
lastimada piedra del inca
¿Dónde está el árbol?
Extraño el bosque y sus espíritus
su hálito creador de tempestades.
Alcanzar el arroyo
en soledad.
Tramarme en las lenguas fabriles
de los renacuajos.
Sobrevivir a la sed histórica del viento.
Levitar.
Rehacerme en la nube marrón
del meridiano austral
esperar el zonda de un fulgor
una brisa gélida en contrario
un llanto fuerte
un escalofrío amor
bendecir esa piel dorada
desatarme
en el hombre celeste.
Sandra López Paz, 11/08/2016