Paulina Dix

Punto final

 

Viene mordiendo el tiempo las arenas mientras los abrazos se desvanecen silenciosos, la parsimoniosa soledad se apodera de sus mejillas y el país empedrado de recuerdos frena faltando quince minutos para la media noche.

 

Se puede escuchar a lo lejos el chorro de lamentos desde el principio de los siglos previsto para este instante.

 

Se desata el tránsito de la culpa y la culpabilidad.

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Y asi, sin pensar y sin previo aviso el erudito abandonó su posesión más importante.

Dejó caer la coraza que lo ataba a la tierra, con la fuerza más pasiva de todas; la gravedad de las ideas y la facilidad de estar en pie. 

El erudito puso punto final a todo lo que odiaba, percibiendo una efímera brisa, tan corta como el suspiro que se escapa después de llorar

El erudito se ha ido y no queda más que seguirlo, porque sin el mi corazón no es más que un puñado de cenizas congeladas queriendo esparcirse por el mundo no subjetivo.

Paulina Dix