Intro del autor:
Te invito, Oh Lector, a pasar a mi huerta, donde me han quitado dos bidones de riego y gomas de goteo, así como me han arrancado varias tomateras que han dejado muriendo en el suelo.
Hago de mi miseria mi bandera, y la ondeo sin odio.
No me arrancarán la esperanza, de que las cosas deben cambiar, como me han arrancado las sandias.
II.
Entra y sal,
con la hierbabuena ,
de mi siembra.
Has pasado
y me has regalado,
tu imagen reflejada
en los bidones de agua
que regaban tras cada madrugada.
Hay un temblor en las cañas,
donde se enroscan los guisantes,
que anuncian sangre en los tomates,
dormidos en las ramas.
Y un temor en las alcarchofas,
de nunca verse en flor.
Duerme con el día,
tu sombra siniestra en los naranjos
que me sigue por el campo.
Entre los juncos te busco.
Llamándote para ayudarte.
Recuerda,
te digo como un Salvador,
que solo eres un miserable,
ven y toma lo que queda
sin ocultarte,
soy tu hermano.
Angelillo Uixó.