Cuando tocas mi piel ahuyentas el frío,
y este corazón palpita con brío.
Tu lengua es yesca, que enciende de a poco,
mi deseo por ti: senda sin retorno.
Nuestros cuerpos hablan, sin palabra alguna,
se cuentan secretos, recorriendo dunas.
Descrubren veredas, galopan sin brida,
uno contra otro, sin miedo, con prisa.
Nos hemos perdido en el paraíso,
tu pecho uno es, junto con el mío.
Cual hierro candente me quemas por dentro,
una y otra vez, como feroz viento.
Alcanzo la luna al mirar tus ojos
y vienes conmigo, volando tan sólo.
Te abrazas a mi y ya no te sueltas,
Siento tus latidos rugiendo con fuerza.
Nuestros cuerpos hablan, sin palabra alguna,
dormimos amándonos en la noche oscura.
Nuestros cuerpos callan y el corazón grita,
da gracias al cielo por horas benditas.