Pesa saberte chillón
Con serafines extraños;
Tu demonio, también querubín.
Duele ser arena
Cuando fui roca.
Y en mi vientre guardados
Golpes de desprecios,
Ausencias, de rechazos
Junto a dolores de parto.
Duele ver como codicias
Lo que nunca tuve
Y das lo que nunca sentí.
Atormenta el envés de la estima
Cuando nos olvidamos
De nosotros mismos.
Entre ángeles y demonios
Se conversa de mi
A ciegas ,por la purificación.
-¿ahora también querubín?
Mueren los justos...
Vive la incoherencia.
ANTONIA CEADA ACEVEDO