Hay versos libres
sin consonancia
que el viento escribe
cada tarde.
Hay versos métricos
al cambiar las estaciones
que riman perfectos
entre las flores.
Hay muchos versos
con palabras graves
que riman su acento
con cantío de aves.
Hay versos sueltos
con palabras agudas
que riman inquietos
sin escritura.
Hay versos esdrujulados
que de pronto riman
y quedan afilados
como espinas.
Hay versos inspirados
que levantan vuelo
y quedan acentuados
quizá sin saberlo.
Hay versos anónimos
en las ramas secas
que buscan su trono
apenas llueve.
Hay versos en el río
y bajo las piedras
que dejan en el camino
sus sinalefas.
Hay versos en el mar
que con el oleaje
vuelven a rimar
al morir la tarde.
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Autor: Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo, Venezuela