A veces el amor se diluye en aguas frías
Se consume en el fuego de una guerra
Y hasta se vuelve una flor mustia
Tratando de vivir entre el mar y la tierra.
Se esconden las lágrimas entre cenizas
Y entre cortinas de sangre sobre ventanas
Como una estrella tras las nubes negras
El brillo se pierde en galaxias lejanas.
Si saber cómo y cuándo se escabulle
Como arena entre los dedos de las manos
Se ensucia, se entristece y se añeja
Y ya el tiempo no pasa entre veranos.
A veces el amor se confiesa desencarnado
Sin escrúpulos atraviesa la carne
Quema el pecho como un rojo candente
Mata el tiempo mientras la esperanza arde.
Se vuelve insolente y despiadado
Y como un dragón de furia sus alas extiende
Carcome los huesos y se abalanza
Sobre la vida que en desespero se defiende.
A veces el amor se vuelve malo
Se vuelvo frio, sádico y caótico
Desgarra el alma y no le importa
Si fue amor de vida, amor romántico.
El odio del amor se hierve
Y crece con toda la rabia del tiempo
Y se abalanza sobre el alma y la carne
Para morir después en triste silencio.