que el mar me limite, núnca me ha gustado,
pues he vivido a la orilla de sus olas;
con el tiempo eso me asustado,
pues me he sentido un poco a solas.
los lugares abiertos me fascinan,
pues no me siento limitado,
mis pies son felices si caminan,
más, si hay montañas a mi lado.
Que el mar es bello, no lo niego,
que tiene un encanto inigualable, tan bien es cierto,
pero al mar núnca he tenido apego,
como a las grandes planicies de un desierto.
De ves en cuando mirar el mar, para mi ya es bueno,
pero su límitar, no va conmigo,
por ello mi camino sigo,
a donde haya un árbol que sostenga el heno.
Me gusta que mi vista vuela,
con el vuelo semejante al viento,
me gusta desgastar mi suela,
y terminar mi camino polvoriento.
Autor:Bernardo Arzate