En la oscuridad de tu alma
llego junto a tu cama
a susurrárte al oído
cuanto te amo.
Froto tu piel con mis manos
para mitigar tu soledad,
no estas solo mi vida...
siempre en mi mente estás.
Y aunque no te toque mi cuerpo,
siempre eres mi despertar,
porque tu me tocaste el alma
a la hora que me empezaste a amar.
YOLANDA BARRY