Pasos rotos que
escalan entre suspiros
de vidrio.
Brazos abatidos que cargan
retazos de información, cifras
y voces atrapadas en papel.
Graznido vicioso que corre
y brinca entre rugidos y aplausos.
Ojos cerrados, sonrisa a penas
esbozada.
Rodillas que se estrellan
en nubes con vela y piernas de aire
onírico.
Sólo recuerdo la lluvia.
Toda pincelada de voz se hizo
vapor y plumas perdidas.
Sólo recuerdo el beso del cielo,
un suave abrazo frío.
Tinta de secuencias lejanas
hechas lágrimas.
Voz hecha cuchillo,
besos hechos tatuajes ácidos.
Agua y violencia.
Caudal y sanación
que deshacen papel y
fuego.
Octavio Márquez