Nos embruja la tarde con su brisa marina
En los tiempos en que la cuidad parece dormida
Se bañan las calles de lluvia y colores
Y tu siembras tu beso en mi boca
Arrullando el silencio que se yace desvestido
Listo para amar la trágica vida y la poesía
Se asoman las luces curiosas de la avenida,
Tímida hora en la que se alumbran los mortales,
Me miras el alma con tu sentido de princesa,
Te cuento mi historia sin emitir palabras,
Decir te amo se vuelve el sentido perfecto
De ser juntos el romance del sol y la luna.
Dime princesa si tus labios me quieren
Pues mis labios te extrañan, aunque estés a mi lado.
Tal vez me he vuelto un loco poeta,
Uno que vive escribiendo perdido en el tiempo
Entre bosques y praderas, entre cemento y madera,
Y se vuelve solo para encontrar tu sonrisa.
Y ese beso que sembraste tímidamente
Se ha vuelto el aliento que crece en esta tierra
Aferrado a las rocas hecha sus raíces
Transformando las gotas de roció sobre los pétalos
De la flor que abre su color eterno a la primavera
Y adorna mi hogar que fue rasgado por la miseria.
Me olvidare definitivamente de quien soy
Y me iré por tus parajes, hasta la altura de tus senos
Me escabulliré como el viento entre las casas de este puerto
Entre tu alma y tu piel que espera mis manos.
Y nacerán las notas al piano sin prisa al silencio
Por aquel beso que sembraste en mi boca.