Ivan Medvedev

A las cuatro de la madrugada

A las cuatro de la madrugada

Las campanas del pueblo sonaban,

Con la fuerza desesperada

En la torre rebate tocaban.

 

A las cuatro de la madrugada

Los caballos relinches echaban,

En la villa, del sueño sacada

Los ruidos de armas tronaban.

 

Preparaba sus armas la hueste

En la lóbrega, gris temporada,

Resonó lelilí por el este

En penumbra de la madrugada.

 

A las cuatro de la madrugada

Al encuentro los hombres salieron,

A las cuatro de la madrugada

A la villa los moros vinieron.

 

En las perchas los gallos gritaron,

Ya el alba roja despuntaba,

Las mujeres, trémulas, rezaron,

El acero frío rechinaba...

 

A las cinco de la madrugada

Los varones las lanzas tomaron,

A la hora bien arrebolada

En el campo las huestes chocaron.

 

Mucha sangre fue derramada,

En el polvo los muertos cayeron,

A las seis de la madrugada

Los soldados heridos gimieron.

 

A las ocho por la mañana

El suelo bermejo estaba,

¡Ay, pobre tierra castellana!

Ya el sol el dolor alumbraba.

 

En el viejo castillo un cura

Por los hombres caídos rezaba,

El dolor y la fría pavura

Ya las mentes del pueblo dejaba. 

 

Muchos días y muchas semanas

Las mujeres el luto llevaban,

Las viudas de pro cristianas

A la Virgen amparo rogaban.

 

Pasarían siglos y más años

Ya Castilla fuerte se haría,

Por las correrías y los daños

Fuertemente se vindicaría.

 

Incontable tiempo pasaría

Y, por voluntad real mandada,

La armada a las Indias saldría

A las ocho de la madrugada...