Contemplé en aquel cielo una bella silueta,
La mujer más esbelta convertida en anhelo;
Terminó con mi duelo, fue ligero cometa,
Una bella veleta, que me dio gran consuelo;
Se volvió todo celo, que mujer tan perfecta,
Siempre la predilecta, como una hoja en el vuelo;
Se tornó un gran desvelo, me torné marioneta
Adoré la selecta sensación de desvelo;
Me entregué a esa quimera, ese dulce placer,
De gozar primavera en mi desfallecer;
Tú serás la primera: ese eterno querer;
Cómo evitar yo ver la belleza primera;
En perdido placer valoré tanta espera:
El poder yo tener tan grandiosa quimera…