Buenas tardes amigos todos y demás buena gente.
Ayer prometí continuar con Rivas y su guerra.
Hoy dejo la parte II.
El padrino después de años sin venir, había vuelto a Galicia para vender sus propiedades en Cangas y darle a la tía Carmiña la parte que le correspondía tras el divorcio.
Decía el padrino:
-\"No fuimos los primeros pero tampoco fuimos los últimos en presentar los papeles tan pronto la República aprobó la ley esa, la de separarnos\".
El padrino no tenía hijos (decía que su hijo era yo, su Benitiño Rivas Outeda), así que le dejo a Carmiña la casa que había heredado de los abuelos, mal vendió a mi padre las cuatro veiguiñas que le quedaban y al tiempo me llevo con él, \"para que me labrase un porvenir con más futuro\".
Decía el padrino que mi futuro estaba en los bacaladeros de la PYSBE, esos formidables barcos de vapor de gran tonelaje de los que el padrino nunca se cansaba de hablar.. La pesca del bacalao en Terranova duraba meses y faltaba mano de obra (sobre todo en máquinas), y los armadores buscaban preferentemente a pescadores gallegos con los cojones bien puestos (por eso iba yo). En el viaje a Pasajes no se canso el padrino de hablarme del Trincherpe de Pasajes de San Pedro, y que era el barrio de los gallegos, y que por eso en Trincherpe se hablaba gallego y que le llamaban la “quinta provincia gallega”. De hecho el padrino vivía en Trincherpe con Balendiñe (mi nueva tía Carmiña) y sus hijastras las quinceañeras Marta y Maria (las gemelas Zubeldia).
Y me dijo:
- \"A vivenda é pequena por iso non podes vivir con nos, pero cando veñas a casa tes que mirar pa Balendiñe coma se fose a túa tía Carmiña. E as súas fillas como curmás-primastras ou como carallo lle chamen ao parentesco ese.
¡Filliño!, quedouche claro\".
- Si padriño, quedoume claro, ¿e onde vou vivir?.
- Mentres non embarques, vivirás nunha pensión preto da miña casa.
Y así fue, pero todo fue muy rápido. Cuando llegamos, la flota estaba en huelga y el padrino era en el Trincherpe gallego un reconocido sindicalista que gozaba de prestigio y mando entre la gente de máquinas del sindicato “Avance Marino”, cercano a la CNT. Y para más sumar surgió el alzamiento militar.
Tras la llegada y los nuevos acontecimientos me convertí en la sombra del padrino. El padrino estaba donde el sindicato “Avance Marino” estaba, y yo estaba con él. Hoy en acciones con los milicianos de Beasain, al día siguiente en la capital, al otro vestido con un mono azul y armado con pistola al cinto ..., yo corría de aquí para allá y estaba donde el padrino estaba o donde el padrino me mandaba estar..
Trincherpe era una base de guerra. Las Zubeldia del padrino y otras mujeres del sindicato llevaban al sindicato botellas para llenarlas de gasolina y fabricar bombas incendiarias rudimentarias.
Y yo allí, haciendo más ruido que daño. Era y me sentía un “gallego de Cangas en Trincherpe” y nos temen ...., ¡y me lo creo!. Y como corría como una gacela, iba de camillero o de mensajero al “Frente en la montaña” donde se peleaba cara a cara contra los fascistas en Oyarzun.
Y corriendo corriendo de un lado para otro ¡¡boooooooom!!.
Pasado casi un día desperté atado culo para arriba y encamado en una sala hospitalaria, estaba vivo y lo note porque desde los pelos de la cabeza a las uñas de los pies era un pleno de dolores. En el ambiente de la sala sonaba una sinfonía de gritos y quejidos por todas partes. Yo con metralla en las piernas, en el culo y en la espalda, en la cabeza no, porque llevaba casco, pero me dolía mucho. Todo me dolía, hasta las lágrimas me dolían.
Estaba vivo porque sí y porque el padrino me llevo en sus brazos y me dejo en el Hospital de Sangre unas horas antes de que el frente se derrumbara. Era el 11 de Septiembre del 36.
A las pocas horas el padrino y las Zubeldia se fueron en la evacuación por mar rumbo al Bilbao Republicano.
Nunca más supe de él ni de ellas.
Yo tenia 17 años y medio, salí de casa medio niño y medio hombre y dos meses después estaba solo y medio muerto.
Y seguía siendo medio niño y medio hombre.
Todo había sido muy rápido y no sabía por qué ni por quien yo estaba allí.
-Y era mejor así, porque si me paraba a pensar me derrumbaba,
y allí los que pensaban eran otros. Yo no pensaba, yo solo había corrido de un lado para otro.
Continuará la guerra de Rivas. .... (si os apetece).
Dejaré un tiempo por medio para no cargaros con mi equipaje marinero.