A quien
A quien me ha entregado en instantes
las mejores noches que viven los amantes.
Los más bellos placeres y que por ti aprendí
lo que antes no sabía, porque en ti había
un deseo tan fugaz que me abriste tus brazos
para que no saliera jamás. A ti que en una
concha de mar me guardaste para ti solo,
y supiste enseñar lo que era no engañarte.
Sólo supe imaginar miles de travesuras,
en mi mente prevalecía tu hermosa figura
como talismán que sé guardar en el pecho.
A ti que me enseñaste con todo tu derecho
lo que era suspirar y ahogar en mis manos
la sutileza y ternura, la suavidad en el amar
controlando el pesar… e impulsos del pecho.