Yo era un pacifista,
y un día llegaste tú,
con tu aroma de guerra,
tu hermoso traje de Amazona,
tus manos acostumbradas a luchar,
tus ojos sabedores de ganar
!Y me indujiste a pelear!
Me envolviste en esta lucha
desigual; a la cual no estaba acostumbrado..
Toda tú, eras una diosa de la guerra,
tenías el poder bajo tu blusa,
la fuerza de tu sonrisa,
las armas de seducción,
y el instinto de la estratega dentro de ti..
No perdí, porque no pude luchar,
cedí,
claudiqué,
te entregué mi reino,
y voluntariamente me convertí en tu esclavo..
Hoy decides sobre mí con solo una mirada,
con una sonrisa, con un gesto...
UN POETA LÍRICO
Agil 10/04/2015