Solo en la oscura noche,
acostado sobre mi cama,
llorando y extrañándote,
el aire se terminaba,
no podía respirar.
Sentía un dolor muy intenso
en mi corazón y en mi alma,
oía solamente el silencio
y casi podía tocarlo
de tan intenso que era.
Mi cuerpo se quedó en la cama,
podía verlo desde lejos,
entonces, desaparecí la distancia
y me encontraba a tu lado.
Tú estabas dormida,
pero mi presencia te despertó,
tú me mirabas a los ojos,
tus ojos lloraban
y una lágrima se derramaba
por tu cuerpo desnudo;
entonces te besé,
y, así besándonos,
nuestras almas se juntaron.
En eso despertaste
repentinamente con un brinco
y creíste que fue un sueño,
pero no…
tu alma y mi alma se aman
y una vez más volvieron a hacer el amor.
Copyright © 2013 por Pavlov Agüero.
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