Soñé con bella flor…me ungió su quintaesencia:
ni el ras de mar abierto que esparce un gran tesoro
me hubiera dado nácar, rubíes, perlas, oro…
eterna poliespuma, la óptica solvencia.
Sentí su melodía vibrando en mi cadencia,
quitó las mil reliquias silentes en mi lloro,
fue un néctar exquisito...fue el cáliz más canoro
cual madre que a su crío le da toda asistencia.
Fue el polen arcoíris, cosméticos faciales,
mi cutis tuvo aurora, las mieles de un sonriso
y como lluvia fresca los besos a raudales.
Holgué sobre un paisaje de muy preciado viso,
su anuncio, su pronóstico…sus ecos fueron tales
que pude despertar mirando el paraíso.
¡Y sea Lis, Narciso…
que dure la ilusión, la fe de tal diseño,
que sean de verdad los griales de mi sueño!