A dónde vas hijo mio?
no te sientas aturdido o desvalido
aunque tu sendero parezca confuso
yo te sostengo con mis brazos
no habrá mas tempestades
dolor o destrucción
ni un rostro triste o afligido
solo dale fuerza a tu cuerpo
yo te doy mi aliento y la verdad.
No muy lejano el día
tus ojos se iluminarán de infinita luz
tu alma devota será un néctar de gozo
borrando por siempre las tinieblas
solo tus labios dejando palabras sagradas
allá en el jardín de las alturas.
Rosa Maria Reeder
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