Sábado 4 de junio 2016
EL PLANETA
Que los truenos caigan, los relámpagos respondan a la furia, que el fuego se inicie para que en cenizas quede todo, para que todo se borre y todo nazca, no importa si en 20 años, o en 2 días, pero que la vida ante los ojos del fuego se acabe, que llegue el final e inicie el principio, que no se puede vivir sin antes morir ni se puede arder sin pastizal seco, así como en la jungla cae la lluvia y en el desierto cae el frío de la noche, la vida misma te enseña que un momento eres selva, llena de vida, llena de plantas, cambiante y jamás estática, húmeda y jamás seca, evolucionando y creciendo hacia los cielos, hacia el infinito de la evolución y haciendo un mundo lleno de cambios, de diversidad y de vida misma; al otro instante eres desierto, seco, árido, lleno de pequeños trozos de piedra que solo se mueven con el viento, formando montañas inmovibles de derrotas y planicies llenas de tormentas que solo cambian el orden de las montañas, pero jamás su naturaleza.
Que el cambio llegue y la vida se mueva, que la vida misma se haga mejor con el nuevo desierto, que le lluvia caiga y que los árboles crezcan, que la vida se haga y nada se pierda.
No podemos hacer nada respecto a la vida, solo podemos apreciarla, mandar los truenos desde adentro, hacer que la furia llegue y que el entierro de los sueños no se haga por sí solo, enterrar lo que no nos sirve para que sea el suelo de la nueva selva, y tomar lo sobrante para hace de la selva un desierto, y del desierto una selva más.
Curro Gómez B.