No vayas al cielo del amanecer
a buscar el poema nuevo.
¡En tu piel está el amanecer!
Siéntate en la salida del sol
y contempla los versos
que tu alma libera.
En ti amanece una flor
amanece el aire insaciable de amar
que puebla las apetencias de escribir.
En ti amanece el oasis
donde beberán tus palabras.
No vayas al cielo del amanecer
¡El amanecer está en ti!