Se fragmentó
en cada prosa,
mujer, hechura,
efeméride.
Intrínseca marca
del tiempo:
Notas blancas, negras,
camino derecho, sombrío
y bajos instintos.
Nos sentamos
en la mesa de azar
a jugarnos la vida.
Te vi inmutable.
Acaparé tu perfil
y sentada ante
el montesco. Vencí.
Dejé las cartas
sobre la mesa
¡partida doble!
Ante la noche, apetitosa.
Y me fui por cualquier
camino, extenuada del sol.
La conciencia adula mis culpas
pero la vida no perdona
ni un instante de pausa.
Magda Bello
Memorias dispersas