No puedo recordar cuanto tiempo ya ha pasado
pero me parece que hubiera sido toda una eternidad;
no puedo olvidar la última vez que estuve a tu lado
viviendo lo hermoso que resulta el arte de amar.
Siendo enamorados el tiempo se hace interminable
pero cuando te ausentas ese dominio parece aún mas
porque el deseo de tenerte se convierte inimaginable
y las ganas de adorar me llevan a cualquier lugar.
Las agujas del reloj se pelean conmigo por tu llegada
pues, celosas, no quieren mostrar el cuándo de tu llegar;
deberé ser santo, rezar a diario para lograr la deseada
vuelta que me haga el ser mas dichoso de la ciudad.
Volverás pronto, amor mío, que me cuesta esperarte,
dime la fecha exacta del momento en que vas a regresar;
tendré la mesa preparada con un manjar para adorarte
y la cama calentita lista para nuestro diario ritual.