Sebafel

Soneto de un condenado

Por imbécil, por necio estoy aquí

en lo más hondo y bajo del pecado;

aquí, por mil demonios torturado

y arrepentido de lo que no fui.

 

Yo que ser invencible me creía,

confiado como estaba de mi duda.

Ahora la verdad se muestra cruda

y soy el tonto que se me decía.

 

Por estimar la fe como un agravio,

y dármelas de intelectual y sabio,

hoy sufro los ardores del infierno.

 

Y no merezco menos que tortura

Pues aunque la verdad me sea dura

Por imbécil merezco el fuego eterno