Nace la enamorada
cuando el alba le sonríe,
y llora cuando sus ojos se abren
y observa cómo la noche
va creciendo
en su ingenuo e infante corazón.
***
La realidad me envuelve
entre sólidas rocas,
y como niña resbalo
con cada lágrima
y tropiezo con cada obstáculo
mientras el camino se cerca.
***
En las manos llevo el miedo,
arma vil de doble filo
y sin empuñadura.
Clava en mí la cobardía
y el silencio.
***
La sangre perdida entre
mis huellas
indica la eternidad
de un nuevo paso.
***
Intento avanzar
a cada momento,
y me estanco en
un olvido infinito.
***
Creí ver la luz al final
de este agónico trayecto,
y recordé que estaba atada
a la oscura soledad
de mi perpetuo llanto.