RÉQUIEM.
Inspirado en la obra homónima de Mozart.
Para Angelita.
Espíritu de ángel:
yace en lo oscuro
tu boca de pared atormentada.
Tu brazo entre las fauces del infierno,
tu miedo implorante y desgraciado.
No grites,
que el silencio no es la tumba;
regala la impiadosa verdad
de tu garganta
y desprecia estas tierras amarillas
con inocencia de recién llegado.
Vivirás hasta la próxima frontera
entre la arena,
que no muere el alma en los límites
cuando de este lado
alguien te nombra,
alguien te ama.
Tu ida es el principio de otro viaje
y mientras quedo aquí,
desguarnecida,
seguirá lloviendo en la trinchera
el fuego de otra guerra,
siega inútil.
La lengua de los hombres
no nos habla
si el paso no te abarca en la partida;
y son música el réquiem y los salmos
que en tu carne impaciente
hoy se instalan.
Se cierran otros ojos con los tuyos
y las aves donde van llevan mis lágrimas.
Poema de Lucía Angélica Folino dedicado a su madre (publicado en el libro Acuario Plateado por la Luna como introducción y prólogo).