Brumas en el horizonte del pincel. Tu rostro mágico con millones de manifestaciones de la belleza que no prescribe. Refugio de artistas en el destello de tu mirada que acaricia; mujer hecha diosa en el templo de las entrañas. Vi tu rostro dibujado en mil latitudes, la belleza original confluyó en tus encantos hasta llenar a mi alma de ti. Fue un secuestro lento, por intervalos, hasta hacerme soñar con noches dibujadas con tu rostro; te recorro palmo a palmo con la magia del deseo de llevarte en cada caricia del viento. Sus huellas recorren los adoquines grises de luces mortecinas entre faroles que nos conducen por callejuelas de casas engalanadas con ribetes de colores, que resaltan bajo el marco de las estrellas. Somos viajantes del brazo que cruzamos un mundo en donde solo existimos nosotros. Las noches comulgan con los sentimientos profundos, somos seres que se encuentran en cada mirada del viento; caricias que llegan desde bosques profundos; que se hacen maravillas en los cabellos largos del amor…