Fue el tiempo de un café
el que me trajo la alegría...
pocos minutos fugitivos,
que me ensañaron a ver
a descubrir y conocer
tu rostro resplandeciente,
tu sonrisa delicada
tu mirada silenciosa
coqueta y misteriosa...
Priscila era tu nombre,
discreto era tu porte,
eterna tu belleza...
La fragancia del recuerdo
me traen a la memoria
tu sonrisa, tu figura:
de diosa tu mirada,
de musa tu esplendor,
y de mujer será tu encanto.