Honorable Señorita Leidy:
Para el momento que lea esta misiva debo estar abordando el vapor que me alejará de su destino, su padre despidió mi sueño al lado suyo y me hizo tocar la realidad que nada puedo ofrecerle mas que mi amor sincero y yo estuve de acuerdo, que no tengo oportunidad de adornarle sus pétalos de tiempo con mas que un poema nacido del alma y vuelvo a estar de acuerdo. Debo entender entonces que mi partida es lo mejor para usted y su belleza y que me toca convencer a mi corazón que siga latiendo. OS dejo en paz su mirada, su boca y todo lo que el amor evoca, más pido paciencia al cuerpo, pues volveré el día que llene su destino con sólo cosas que alimenten su alma y entrelace la mía con la suya, una risa de carmín, una lluvia en su jardín y un beso, que ya no tenga fin...
Suyo por siempre
Ricardo Felipe
Bardo