Con mano trémula
Recorro las sinuosidades de su cuerpo,
Su cabello, su hálito, su boca…
Siento su palpitar,
Su desbocado corazón,
Sus divinas angosturas.
Me embriago en sus inciertas fragancias.
Me extasío, comulgo con el infinito.
En el numen de mi labor
Una mano arcaica de la isla de Milo
Guía el cincel sobre la exótica silueta.
Toco, delineo, expreso, abrazo.
Deletreo su complexión toda.
Amada, amándola.
Piel de hoy, de siempre.
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