Mis epopeyas personales,
retratos, óleos y amores,
recuerdos de amistades,
patrimonios espirituales,
se esfumaron de repente.
Ahora recorro el camino,
inventando mi destino,
con el pulso del tino,
y el favor del Dios,
en mi lar labro futuro,
por eso ando seguro,
sin prisa, sin apuro,
con el amor del arrullo,
evitando los murmullos
y exaltando mi orgullo,
en mares procelosos,
reluctancia de los retos.
Es el túnel del tiempo,
holas y despedidas,
donde hay que luchar,
con vehemencia desmedida,
hasta alcanzar la orilla.
La historia es atrevida,
retadora y sorprendente,
y tienes que organizarte,
para prevenir tu suerte.