Permite que confiese undoso lago
el triste desvarío de mi pena:
esconde el rastro mío en tu agua buena
y más nadie se beba mi mal trago.
Que no canten las aves a mi aciago
ni los peces decoren esta escena,
no quiero malograrte la verbena,
no es justo entristecer tu verso mago.
¡Embalsa mi armazón, que tu romance
le dé vida a la vid…¡Ay, si diera
la píldora mejor a mi quejido,
termino de una vez con este trance
y mi tallo le daría a tu rivera,
completo mi rosal estremecido!