Hoy salí de repente y te encontré,
Mi corazón lloró, pues te perdí,
Pensar que tú sólo eras para mí,
Y ahora ya soy nada sin mi fe;
Quisiera yo entender ese porqué
Me dejaste morir en frenesí,
Si todo cuanto yo hice fue por ti
Y el mirarte lejana lo acepté:
Sin embargo, al mirarte, cuán dolor,
Sentir que nada puedo yo importar;
Pues ya nada seré sin ese amor,
Solamente una vida de añorar;
Aquello que algún día fue calor
hoy son inmensas ganas de llorar…