Hacia el fondo de un abismo ignoto
se precipita mi ánimo esta noche
y cual roca despeñada de la cima
mi desaliento arrastra y compromete
los propios bordes de mi ser turbado
cincelados con trabajo en muchos años.
¿Por qué extraño artilugio del destino
lo que uno cree construir sobre cimientos
sólidos de acero y de cemento
por gracia antojadiza y caprichosa
de un viento gélido, asaz contaminado
que ahora es y al rato ya esfumado
puede demoler en un instante
la solidez del ser que ha resistido
temporales cataclísmicos en los mares
de la primera juventud imberbe
o en el huracán de pasiones y de afectos
que inspira el primer amor de adolescente?
Extraño gran poder de un mal momento
que ni siquiera aletea con reales alas
y extraña veleidad de una conciencia
que presume de tenerlo todo comprendido
permiten naufragar en un suspiro
los dichosos recuerdos de eventos ya vividos.