Aquella tarde
Aquella tarde que fuiste mi copa
donde bebía todo tu licor,
le dijimos adiós a nuestra ropa
que quedó esparcida en el corredor.
Y aquellos poemas de fantasía
que no se habían tornado verdades,
de pasión tejidos en demasía,
al fin llegaron a realidades.
Al beber vino en tu vaso profundo
sentí tu estremecimiento feliz
y transitamos un hermoso mundo
felices de estar gozando el desliz.
Y aquello tan por ambos deseado
que lo establecimos con tanta euforia
y que creíamos era un pecado
nos acomoda directo en la gloria.