Que la vida no me dé pereza
Que la envidia no siembre en mi torpeza
Que una descarada caricia sea la ruina de mi avaricia
Que sea más sincera que soberbia mi apariencia
Que la lujuría no sea mentira
Que la gula sea la espiga que mendiga en mi barriga
Que por el tiempo camine sin fatiga
Y que sude toxinas cristalinas
Sea Helena resaca en los cielos
custodia de la demencia
huérfana de decencia
y embustera ante la obediencia.
Aura deliciosa
de etilílica exigencia.
El universo ensortijado
en mis dientes endemoniados.