Lobo vestido de estrellas, muerde la carne. Garras, un manotazo corta el aire y no solo el aire, corta el fuego de lo real. Una grieta ante mis ojos, la umbra se deja vislumbrar.
Pareciera que hipnóticamente se trago la concepción espiritual de todos los elementos y objetos.
[Respeto]
La bestia vestida de estrellas se abre paso con tranquilidad (un lupus, pata tras pata, se mueve con seguridad), esta no es su primera vez...pero si la mía.
Primero él, luego yo. Inevitablemente pienso que ya no soy yo quien penetra esta nueva realidad. Sino que es la umbra misma quien me penetra, quien decide sobre mi voluntad. Ahora puedo percibir que soy solo una herramienta de un plan apenas complejísimo para mi humana vision [¿humana?].
Solo me queda aceptar ciego el camino frente a mi.
Con el primer paso me hundo en agua firme. Me recuerda al D3O. Prácticamente tengo que aprender a caminar de nuevo. MI piel se mantiene fresca como cuando el frío viento golpea mi rostro.
Una revolución constante.
Me dejo llevar por las nuevas sensaciones sin dejar de intentar comprenderlas, manejarlas, conceptualizarlas. Hasta que en ese instante me doy cuenta que he perdido de vista al lobo, y ahora...estoy solo.