Es mi vida pensarla cada día
recordando sus ojos soñadores;
pues me llenan el alma de colores
que son fuente de dulce poesía!
Si pronuncian su nombre, ¡Que alegría!
Con sus letras me lleno de fulgores,
que disipan las nubes de dolores
de recuerdos tan tristes que tenía.
Cual hermosa y fragante primavera
sus sonrisas me invitan a soñar;,
y sonriente, mi verso siempre espera
en su pecho poderse acurrucar;
donde quiere vivir la gran quimera
que lo pone constante a delirar.
Autor: Aníbal Rodríguez.