Aquel sonido inconforme,
jamás salió de tú boca.
Acostumbrado a la noche,
tan adicto de las sombras.
Me llenaste de intenciones,
combatiste mis carrozas
y una pausa en alusiones,
supo dejarme tan sorda.
Yo sé bien que tú conoces,
que aunque voy de perezosa.
Jamás perdí los colores,
en tu pintura barroca.
No me cuentes los rumores,
los misterios me desbordan.
No me recuerdes amores,
que en el amor voy de idiota.
Si has de atender mis razones,
si has de entender que me arropa.
No tengo espacio en mis cofres,
para quien viene sin ola.
Un llanto tiene mil nombres,
y lo absurdo mucha lógica.
Tu a tu espalda tienes flores,
sin lugar en mis memorias.
Ese ruido que te escoge,
por tu fárrago de incógnitas.
No son mis voces de entonces,
es tu palabra de ahora.