Me llegan a mis oídos, mientras disfruto del descanso
del guerrero tras agotadora jornada, los sones del violín
vivaz y dicharachero de mi amigo Boccherini.
Interrumpo la tarea para centrarme en las notas que me
traen a la memoria Master and Commander, en concreto
la escena en que Russell Crowe disfruta en su camarote
de un momento de asueto junto a su violín, momento
mágico que pone infinitud por unos instantes a una guerra
sin cuartel en el seno de la vorágine napoleónica de
principios del siglo diecinueve.
Como ves la realidad a veces es fractal, mi momento de
asueto se corresponde en relación biunívoca con el del
capitán del barco asediado por las fuerzas de la armada del
\"Águila Imperial\".
Cuando termina la pieza devuelvo la atención a mis asuntos,
pero al instante noto que no puedo contar con la colaboración
de todas mis neuronas, algunas de ellas han decidido por su
cuenta y riesgo seguir vibrando al son pasado pero persistente.
No me queda más remedio que bajar con ayuda de Youtube la
famosa Nocturna del susodicho amigo.
La música me invade tanto las habitaciones de mis entrañas
que decido achicar la anegación escribiendo unos versos,
o más bien unos pensamientos con pretensión lírica, que pongo
en vuestra palestra en espera de merecido veredicto.
Con el deseo de que los latidos de armonía que me invaden en
este momento tengan cumplido eco en tus neuronas
recojo los bártulos para irme con mi música a otra parte.
¡¡¡ Buenas Noches!!!