No te acerques sigilosa,
Por entre la bruma espesa de la vida,
No convoques las historias de mortales,
Que consuelan las rojas rosas de la casa,
Ni remuevas el roció triste que calló
Sobre su pétalos delicados y dormidos.
No te acerques hacia mí por tu calle,
Te podrías enamorar de la lluvia en la avenida,
Podrías confundirla con un poema
Que florece solo en corazones abiertos,
He hipnotiza los incautos forasteros,
Que empapan su ropa con sus místicos cristales.
Si te acercas pensando que no eres
Puedes atrapar una enfermedad del alma,
Que te hará perder tu propio sendero,
Para compartirlo con las creaturas aladas.
Hasta puede que pierdas tus huesos,
Que te robe hasta las penas de tu alma.
Acercándote deshelarás tu pecho,
Y tu piel necesitara caricias de la luna
Entre el blanco y negro cuerpo de un piano.
Te atrapara el crepúsculo rojo de otoño,
Y volaras a la deriva del viento del norte
Como las hojas de arces que vistieron el verano.
¡No te acerques, no lo hagas!
Caerás en una dulce trampa de estrellas,
En la memoria de las rocas quedara tu nombre,
Y todos los recuerdos que construyas bajo el sol,
Desgastaras tu boca con el rose de la noche,
Y no querrás que nadie te quiete esa adicción.
Leandro
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2016