Hagamos un trato.
Burlemos nuestra soledad
en caricias mutuas.
Yo le presto mis manos,
si usted me presta sus labios.
Yo le ofrezco mi tacto,
a cambio de su llanto.
Ahoguemos nuestras
incertidumbres
en alivios recíprocos.
¡Engañemos nuestros recuerdos
con falsas esperanzas!
Walberto Díaz
Derechos Reservados ©