El tercer mundo
Nacer en esta tierra es nacer sin esperanza,
es nacer en pañales que dejan al desnudo.
Chupar de exangües pechos la savia de madre
brindada generosa endulzada con angustia.
Crecer sin horizonte, con incierto mañana,
viviendo a retazos y consumiendo lo diario.
De amigas las carencias, de vecinas dolencias
y las penas juntadas en extenso rosario.
Es ir tras el agua en la vertiente de la nada
siguiendo la ilusión que vuela en el azul.
Es buscar y solo hallar las solitarias letras
que en apremiante escape extravió el abecedario.
Es la tristeza de aquella madre abandonada
cargando en sus brazos cansados el hijo espurio
mientras el descarado procreador biológico
se consume etilizado en mísero tugurio.
Es no poder avasallar el grito del hambre,
ni del fondo del alma sacarse la inquietud
de saber que solo penas, dolor y carencias
las flores de la vida lentamente deshojan.
Es registrar en el rostro la dura agonía
de no saber si se obtendrá pan para ese día,
con los ojos anegados de largas congojas
como nos hacen sentir los árboles sin hojas.
Poseer aún como riqueza la oración
y una débil plegaria colgada de los labios,
en la fría noche utilizarla de refugio
y fieles siempre, mantenerse creyendo en Dios.
Es vivir para siempre cargando la mortaja
y al hombro la agotadora alforja de tristezas
y al llegar al obligado término la vida
caer en una fosa…!sin flores ni epitafio!