Al caer la noche,
me atrapó la soledad;
luego,
una tempestad
se desató en mi mente.
Busqué apresurado,
la brújula del alcohol
y mi mente se nubló;
su efecto falsificador de la realidad
me embriagó.
Extraños aliados,
me recordaron
que debía bailar sobre las cenizas
de mi triste pasado.
Dejé de lamer mis heridas.
Mi mente se tranquilizó;
mis acciones,
cambiaron el destino.
Observé el paisaje existencial
y me perdí
en el bosque de la felicidad.
Dejé
que todo alegrara mi alma,
que los minutos
se volvieran momentos mágicos.
Ahora,
mi vida es río
que fluye cargado de felicidad.
La vida,
es un simple viaje
en este plano;
donde aprendo a cambiar la postura
ante la dificultad.