Yo soy la sombra de un silencio
que nace en el ocaso.
Pero miré a tus ojos,
bellos como gotas sobre
un pétalo aurora,
y me asusté.
Por ellos me deslicé
hasta el fondo de tu alma
y encontré nubes azotadas,
espadas flamígeras,
palabras destrozadas,
ergástulas tenebrosas,
voces enterradas
y un terrible lamento.
Y aunque fatigado,
agotado y sin hálito,
logré salir y
ahora solo intento olvidarlos.