Catacerina

Querer y no deber.

Y quiero escribirle:

Contarle que sus silencios

Son los nuevos inquilinos de mi corazón

Y pienso, que pierdo el tiempo

Pensando en sus labios,

Pensando que mi educada indiferencia

Logra disfrazar este patético remedo de amor

Que siento por usted,

Que no sabe de poesía

De Amantes que respiran delirios

De pieles que carecen de color si están

Distantes de la piel del objeto de sus deseos.

 

Y sé que no debo:

Contarle que esta  ciudad esta tan vacía de usted

Tan huérfana de su mirada,

Tan sorda sin sus risas

Las voces resultan ser sin usted

Ecos de la nada.

Amorfos gritos de transeúntes

Que navegan nuestras respectivas capitales

Como Grasientos masas al corazón del esclerótico.

 

Y sé que me prohíbo:

 Contarle, que quiero darle algo de mi luz,

Mi silencio grita, mi silencio loco

Puja por salir de mi pecho

Pero que hasta la medida de mis imposibilidades,

Jamás saldrá de entre mi espalda y su espada.

 

No se cómo explicarme:

 Que sus tacto en mi cuerpo

Es materia de inútiles añoranzas…

Que soy una estúpida, pues me he enganchado

Al veneno de sus falsos,

Silenciosos

Ardientes

Distantes

Labios.