Los árboles lloran
al ritmo de truenos.
Meditan las hojas,
reciben las gotas
del frío aguacero.
Suspira el río
muriendo de pena
en fuertes corrientes.
Viajero sin puerto
estoico recibe
los golpes del cielo.
Refugia sus brazos
en el mar que le espera,
se une al oleaje
viajando entre perlas.